noviembre 09, 2011

RACING, AMOR DE MI VIDA ♥


Es jueves 27 de diciembre y es fiesta. Pura fiesta, loca fiesta, enorme fiesta, ansiada, extraordinaria, soñada fiesta. FIESTA. FIESTA. FIESTA. En la agonía del 2001 RACING es un corazón que tiemble sin parar. Después de 35 años en los que una pasión sin fronteras se choca con la maldición de los títulos ausentes. Después de sufrir las mil y unas y también más. Después de todo y más que todo. Ahí esta Racing. RACING. Que es campeón.
La historia dirá que la fiesta llegó en un día de calor, de nubes y de lluvias luego de que Racing empatara 1 a 1 contra Vélez en Liniers. Que con la igualdad, el equipo sumó el punto necesario, el que le faltaba, para la consagración en el Torneo Apertura 2001, igual que en 1966, aunque aquella vez fue dos fechas antes, cuando el mítico equipo de José empató sin goles frente a Gimnasia de La Plata. Que Gabriel Loeschbor, flaco, lungo, clave, valiente para recuperarse de una rebelde lesión que lo dejó afuera del partido con Lanús, hizo el gol del campeonato en el minuto 8 del segundo tiempo con un cabezazo. Después hubo paridad porque convirtió el Chico Mariano Chirumbolo a 12 minutos del final. Fue apenas para cargar de más nervios el desenlace. Fue apenas para sumarle otra tensión a la extensa historia de tensiones que encadena aquel último título local con esté nuevo equipo campeón, dirigido por Reinaldo Carlos Merlo.
La fiesta es conmovedora en la cancha. Se cuelgan uno de los travesaños y cantan, en un coro inacabable, con su hinchada. "LA ACADEMIA", el nombre con el que Racing se volvió un club de gloria y de respeto en los años del fútbol amateur en Argentina es la expresión que todos repiten. Carlos Maximiliano Estévez, el goleador del campeón salta sobre el césped, envuelto en una bandera celeste y blanca. Es una entre miles y miles de banderas que flamean, conmovedoras, en el estadio. José Manuel Chatruc, volante ofensivo y futbolista fundamental en la campaña, grita todos sus desahogos de cara a una tribuna en la que todos gritan y todos se desahogan. Alexander Viveros, un jugador colombiano que llegó a la institución para este torneo memorable, se pasea emocionado portando la bandera de su país frente a un público que le aplaude y lo siente absolutamente propio porque Racing resulta una especie de patria que contiene a todos. Carlos Arano, hincha y defensor del club, alguien que actuó en toda la campaña y que en el partido final entró en la cancha en el último minuto, desfila sobre el pasto con su gorro celeste y blanco en una jornada en la que ese universo que explota en Vélez es TODO CELESTE Y BLANCO. Y Merlo, Mostaza, el entrenador que pateó la puerta de la historia de dificultades de Racing y abrió la felicidades que estaban pendientes, expone su sonrisa calma y escucha como su apellido resuena transformado en un himno. Y pronto será un monumento.
RACING CAMPEÓN. Con 11 en la cancha, 5 en el banco, miles en la popular y en las plateas, otros miles viendo una pantalla gigante en el Estadio de Avellaneda, y otros miles y miles y miles palpitando, primero, ante televisores y radios y, después, celebrando a lo grande en las calles de la ciudad y en Estadio propio cuando el título se tornó en certeza. Dirá también la historia: Gustavo Campagnuolo, Francisco Maciel, Gabriel Loeschbor, Claudio Ubeda, Martin Vitali, Adrián Bastía, Gerardo Bedoya, Gustavo Barros Schelotto, José Manuel Chatruc, Maximiliano Estévez y Rafael Maceratesi. Ellos, los títulos del día entre los días. Después, Diego Milito entró por Maceratesi, Viveros ingresó por Estévez y Arano por Barros Schelotto.
RACING CAMPEÓN. Y acaso la fiesta es más fiesta porque el fútbol y la vida la fueron posponiendo. No solo por los 35 años de pasión y paciencia que pasaron desde aquel último título. También porque RACING tuvo la oportunidad de ser campeón a 3 fechas del final, cuando enfrentó a Banfield en estadio de Huracán. Llevaba 5 puntos sobre River, el escolta que le peleó hasta el desenlace pero ese día el equipo de Merlo igualó 0 a 0y su perseguidor venció 4 a 0 a Lanús, con lo que la diferencia se acortó a 3 y el estruendo de campeón se postergó otra vez. Fue el día en que Mostaza se enojó, el día que se terminó el "paso a paso", su frase de cabecera, y aseguró que Racing sería campeón. Una semana más tarde, Racing cumplió bien con sus deberes y se impuso por 2 a 0 a Lanús, en su cancha y ante las tribunas llenas y planas de celeste y blanco. Pero River volvió a triunfar, está vez por 3 a 1 ante Argentinos Juniors, y dejó la resolución para la fecha final. 3 puntos en juego, 3 de diferencia. 2 partidos en espera: Veléz-Racing y River-Rosario Central. Racing intuía su fiesta para el domingo 23. No pudo ser. La definición quedó atravesada por la crisis de la Argentina. La renuncia del entonces presidente Fernando De La Rua, el jueves 20, y las expresiones de violencia social que se suscitaron durante la semana obligaron que la última fecha se postergara.
La noche del viernes 21, incluso, Futbolista Argentinos Agremiados lanzó su idea de pasar la definición del campeonato para febrero de 2002. Entonces hubo largas negociaciones decoradas con la presencia de hinchas de Racing en la sede de FAA, de la calle Salta. En la madrugada se abrochó el acuerdo: solo se disputarían los dos partidos decisivos el jueves 27 de diciembre, el resto de la última fecha en febrero. Por si acaso, el sábado 22 a la mañana, las máximas autoridades de los clubes implicados y el presidente de la AFA Julio Grondona, se juntaron en la Casa Rosada con los altos mandos del Gobierno interino de Adolfo Rodríguez Saá. Así, el jueves 27 de diciembre quedó establecido en forma oficial.
Es jueves 27 de diciembre y siguen sonando en la jactancia desprejuiciada de los hinchas rivales los ecos de los goles de River a Central. Los de Vélez no están nerviosos y se nota. Hasta se ríen cuando la enorme masa visitante vuelve sobre sus pasos una y otra vez para desplegar como se debe una bandera gigante que cubre gran parte de la popular. Por momentos hay silencios. Por momentos hay gritos llenos de tensión. RACING, TODO RACING, EL DE ADENTRO Y EL DE AFUERA -el equipo y su gente- NO PUEDE RELAJARSE. No sabe hacerlo, en realidad. Lo único que sabe es que River en el Monumental, sigue haciéndole goles al pobre Central. Pasa el primer tiempo, termina 0 a 0, y 0 a 0 parece ser el resultado de los desahogos. De pronto hay un gol, un grito, una explosión. Pero Vélez empuja y empuja. Y no hay suspiros de jactancias. Al contrario. Hay soplidos de alta tensión. Y empata Vélez. Sí, empata Vélez pero ya no hay más espacios para goles. Entonces, al final del sufrimiento, espera la fiesta.
Sí, es jueves 27 de diciembre y hay fiesta. Hay fiesta sobre el césped del Estadio José Amalfitani y en su contorno. Hay fiesta en los ojos de los futbolistas y en la sangre de sus hinchas. En algunos que gritan contra Independiente y en otros que solo miran, petrificados. Hay multitudes en las calles, en el Obelisco, en el Cilindro de Avellaneda que cobijo a miles y miles para ver el último partido en pantalla gigante. Hay fiesta en los barrios y en los corazones rayados con el celeste y blanco que ordenó la vida. Es jueves 27 de diciembre, día de gloria. Igual que hace 16 años cuando de la mano del Coco Basile, un símbolo de Racing, amigo del alma de Mostaza, devolvió al equipo de su corazón a primera, de donde NUNCA tendría que haberse ido.
Dentro del vestuario visitante de la cancha de Vélez, los jugadores gritan. Y cantan. Y bailan. Y empapan con agua a un Mostaza Merlo ya empapado en sudor y emoción. Dejan Liniers vestidos con una camiseta para la ocasión, con la inscripción "Campeón 2001" en sus espaldas. En sus espaldas sobre las que cargaron la misma mochila de las ansiedades y frustraciones que tanto cargaron otros en los últimos 35 años. Y la fiesta no se detiene. Sigue hasta la madrugada en una cena intima. Parece mentira. Pero no. Esta vez es verdad. RACING ES EL CAMPEÓN. Sí, RACING ES EL CAMPEÓN. Es cierto, no mas, que todo llega, incluso la satisfacción.

Por Clarín.


GRACIAS RACING DE MI VIDA, por este amor tan puro y eterno. Sos lo más lindo de mi vida. Gracias por tantas alegrías, por hacerme tan feliz, por llenarme el corazón. Si tengo algo que agradecerle a mi viejo es haberme hecho hincha del más grande de Argentina ♥ Por enseñarme que estos colores son lo más grande que hay. Y apesar de algunas tristezas, de algunos llantos JAMÁS me voy a arrepentir de este amor tan grande que siento, porque apesar de todo RACING me hace sumamente feliz. GRACIAS ACADEMIA!

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